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LEY DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS Y BIENESTAR DE LOS ANIMALES.

LEY DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS Y BIENESTAR DE LOS ANIMALES.

LEY DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS Y BIENESTAR DE LOS
ANIMALES.
Resumen de puntos más importantes para los veterinarios clínicos y
propietarios de animales de compañía.

Se aplicará en relación a los animales de compañía y silvestres en cautividad.
Quedan excluidos los utilizados en espectáculos taurinos, animales de
producción, experimentación u otros fines científicos, animales silvestres y los
de otras actividades específicas (cetrería, caza, pastoreo, etc.).

Se establecen una serie de obligaciones y prohibiciones para los titulares o
responsables de los animales de compañía o silvestres en cautividad,
destacando algunas novedades con respecto a la legislación vigente como:
-La especificación de no dejarlos solos dentro de vehículos cerrados,
expuestos a condiciones térmicas o de cualquier otra índole que puedan poner
su vida en peligro
-Comunicar a la autoridad competente la pérdida o sustracción del animal en
el plazo máximo de cuarenta y ocho horas desde que se produjo la misma,
siendo lo contrario sancionable.
En cuanto a prohibiciones:
-Estará prohibido dejar sin supervisión a cualquier animal de compañía durante
más de tres días consecutivos, que en el caso de la especie canina, no podrán
ser más de veinticuatro horas consecutivas.
-Se prohíbe el sacrificio de los animales de compañía por motivos distintos a
los que justifican la eutanasia, que serían exclusivamente si está justificada
bajo criterio y control veterinario con el único fin de evitar el sufrimiento
por causas no recuperables (depende aun del desarrollo reglamentario que los
motivos económicos del propietario sean considerada una causa no recuperable)
que comprometa seriamente la calidad de vida del animal. (Este capítulo de
las causas económicas va a seguir siendo problemático si no matiza de alguna
forma la redacción ya existente el reglamento. Ante la menor duda del profesional, se recomienda que se dirija a su ayuntamiento para que el propietario declare el
animal como desamparado.)
En cuanto el uso de transporte público (taxi, autobús, etc.), se facilitará la
entrada discrecionalmente, salvo en supuestos vedados por la normativa sobre
salud pública, ordenanzas municipales o normativa específica.
En cuanto el acceso a alojamientos hoteleros, restaurantes, bares y en
general cualesquiera otros en los que se consuman bebidas y comidas,
se facilitará la entrada de animales de compañía que no constituyan un riesgo
para las personas, salvo que se muestre un distintivo en el exterior del
establecimiento que indique lo contrario, al igual que en edificios y
dependencias públicas.

Específicamente para la tenencia de perros, las personas que opten a ser
titulares de perros deberán acreditar la realización un curso de
formación gratuito y su contenido se determinará reglamentariamente, es decir,
aún no está disponible.
También es obligatorio para los propietarios de perros contratar un seguro que
cubra la responsabilidad civil.
Tanto el curso de formación como los requisitos del seguro aún no se han
definido a la espera del desarrollo reglamentario. (En este caso se recomienda
ir formalizando un seguro de responsabilidad civil, independientemente de su
cobertura, a la espera de confirmar la especificidad y cobertura que marque el
reglamento.)
Los gatos, deben estar identificados con microchip y castrados antes de los
seis meses de edad. Es la única especie en la que la castración es obligatoria.
En el resto en necesario mantener a los animales en condiciones que impidan la
reproducción.
Los hurones deben estar identificados con microchip.
Las revisiones obligatorias veterinarias que nombra la ley están pendientes
del desarrollo reglamentario en su periodicidad y forma. Los propietarios si deben
seguir la normativa de sanidad vigente hasta el momento.

Sólo se permitirá tener como animal de compañía a las especies que consten
en un listado positivo que se elaborará por la administración, quedando
prohibida la tenencia del resto salvo excepciones.
Este listado cerrado constará de los siguientes animales:
a) Perros, gatos y hurones.
b) Animales domésticos a concretar en el listado positivo de animales de
compañía que se elabore.
c) Animales de especies silvestres que contenga el listado positivo de animales
de compañía.
d) Aquellos animales de producción que se tengan sin fin productivo y se
inscriban como animales de compañía.
e) Las aves de cetrería y los animales de acuariofilia no incluidos en el
catálogo de especies exóticas invasoras ni de especies silvestres protegidas.
Hasta la aprobación del referido listado positivo, queda prohibida desde la
entrada en vigor de la Ley la tenencia de artrópodos, peces y anfibios cuya
mordedura o veneno pueda suponer un riesgo grave para la integridad física o
la salud de personas y animales, reptiles venenosos y todas las especies de
reptiles que en estado adulto superen los dos kilogramos de peso, excepto en
el caso de quelonios, todos los primates, mamíferos silvestres que en estado
adulto superen los 5 kg y especies incluidas en otra normativa sectorial a nivel
estatal o comunitario que impida su tenencia en cautividad (exóticos invasores,
especies protegidas, etc.)
Las personas que tengan animales pertenecientes a especies que cumplan
alguno de los criterios establecidos en los párrafos anteriores, tendrán la
obligación de comunicar a las autoridades competentes la tenencia de estos
animales, en el plazo de seis meses a partir de la entrada en vigor de dicha ley.

Se prohíbe la cría o transmisión como animales de compañía de los animales no
incluidos en el listado positivo de animales de compañía.
La cría comercial solamente podrá llevarse a cabo por personas debidamente
inscritas en el Registro de Criadores de Animales de Compañía, acreditando
previamente su formación, que aún está a expensas del desarrollo
reglamentario.

La venta, de perros, gatos y hurones solo podrá realizarse directamente desde
la persona criadora registrada, sin la intervención de intermediarios. En toda
venta de animales de compañía debe suscribirse un contrato escrito, identificar
y registrar previamente al animal e informar por escrito de las características
y cuidados necesarios según la especie.
En el caso de cría no comercial y/o puntual, el titular deberá inscribir al animal
en el Registro de Animales de Compañía como reproductor, dándose alta
automática de aquel como criador.
En todo caso la cesión gratuita de un animal debe ir documentada en un contrato.

Se especifican toda una serie de condiciones y prohibiciones en el uso y
participación de animales en eventos, como contar con la asistencia de, al
menos, un veterinario responsable de vigilar las condiciones sanitarias y de
bienestar de los animales, las romerías y eventos feriados deberán disponer de
puntos de parada en los que los animales que en ellos se utilicen puedan
descansar y abrevar.
Se prohíbe el uso de animales en exposiciones de belenes, cabalgatas o
procesiones en las que se mantenga al animal de forma incompatible con su
bienestar o inmovilizado, el uso de animales en romerías y eventos feriados
cuando se identifique un exceso de temperaturas o uso de elementos
pirotécnicos, etc.
La norma no significa ningún cambio con respecto a los perros potencialmente
peligrosos. Estos animales si tienen un seguro obligatorio a día de hoy en su
propia normativa.
Las normas autonómicas vigentes antes del 29 de septiembre deberán
adaptarse a partir de esa fecha a la ley nacional.

¿Cómo sé que mi gato se aburre?

El aburrimiento es un mal para muchos humanos y también lo es para nuestros gatos caseros, sobre todo si no tienen otro felino con quien compartir sus ratos o pasan muchas horas solos en casa. Buena noticia para nosotros, siempre hay una fácil solución a este aburrimiento: jugar, jugar y jugar.

Los expertos coinciden en que “es muy importante que vivan en un entorno rico en recursos felinos: rascadores grandes y estables, alturas, juegos, zonas de descanso y rutinas positivas con nosotros.

Eso es lo que necesitan, a no ser que queramos que el aburrimiento los invada, desencadenando una frustración o ansiedad que puede derivar en estrés felino. Un estrés que, como explican los expertos, si es breve o temporal no tendrá consecuencias, pero se convertirá en un problema al cronificarse y aparecer de forma repetida o constante.

Nuestros gatos están continuamente mandándonos señales, ya sean aquellas con las que nos demuestran lo mucho que nos quieren o con las que nos dejan claro que están estresados o deprimidos. Y también las hay que nos avisan de que se están aburriendo.

En este último caso, siete son las señales principales que nos ayudan a identificar que nuestro gato necesita un poco más de diversión.

Los gatos son los maestros del sueño. Duermen entre 14 y 16 horas al día e incluso sueñan durante estos descansos, por lo que a veces resulta difícil identificar cuándo está ocurriendo un exceso de sueño.

Una pista clara es que prefieren dormir antes que jugar, pues cuando están aburridos “padecen falta de actividad frente a estímulos como el juego o el contacto con las personas y que podremos notar aún más si antes se daba”, explica el equipo de etología.

Si este deseo de dormir ocurre en exceso, pueden llegar a dejar de acicalarse y degenerar su aspecto o hasta perder el interés por beber y comer. Eso sí, todo dependerá de cada animal, por lo que debemos conocer bien a nuestro gato, pues algunos son más activos que otros.

Pero hay algo común en todos ellos: son animales crepusculares. Por ello, es importante tener en cuenta que “la actividad nocturna de los felinos a veces se puede confundir con insomnio, y suele ser muy molesta para los cuidadores, pero es algo totalmente normal”, explica el equipo de etología.

Cuando llega el momento en que deambula por la casa sin ningún interés por nada o no quiere jugar por mucho que lo intentemos, debemos alarmarnos. Una opción es que esté aburrido.

La otra es que “en los casos en que no aparecen conductas sociales, se deba a causas médicas como dolor o a causas comportamentales, como estadio final de una situación que no ha podido resolver a pesar de varios intentos”, explica el equipo de etología.

Maullidos excesivos

Los maullidos son una forma de comunicación totalmente normal en nuestros gatos, ya sea para comunicarse con las personas o con otros de su misma especie. Existen tonos, volúmenes y formas diferentes de maullidos que probablemente cada dueño conozca, así que es sencillo notar cuándo el maullido de nuestro gato es un tanto extraño.

Normalmente, cuando dirigen su maullido hacia nosotros nos están intentando decir: “tengo hambre” o “quiero jugar”, algo normal en ellos. La alarma llega cuando “la demanda de atención es constante o nocturna, pues se puede convertir en un problema”, explica el equipo de etología.

Entonces, debemos plantearnos jugar más con ellos o adaptar su espacio para evitar su aburrimiento, siempre descartando otros signos clínicos como el dolor.

Conductas repetitivas y excesivas durante el aseo

Nuestros gatos dedican entre tres y cuatro horas al día a acicalarse. Cuando este hábito de lamerse constantemente se convierte en un acto excesivo, impulsivo y habitual, puede llegar a ser perjudicial para ellos, llegando incluso a sufrir pérdida de pelo, alopecia, bolas de pelo estomacales, heridas y otras lesiones debido a su rasposa lengua.

Parásitos, alergia, ansiedad, estrés o aburrimiento son algunos de los posibles motivos de este lamido excesivo. Y es que, como explica el equipo de etología, “las emociones negativas como la ansiedad y la frustración constante intentan compensarse con otras conductas que le son accesibles, como por ejemplo acicalarse o comer, que en condiciones fisiológicas generan emociones positivas”, explica el equipo de etología.

Si constantemente aparecen emociones negativas como el aburrimiento y constantemente se intentan compensar, acaban apareciendo problemas repetitivos como el lamido excesivo, indicando un estado mental alterado y una baja calidad de vida del animal.

Agresividad y problemas de comportamiento

A veces, el aburrimiento lleva a algunos gatos a subirse a las cortinas, a arañar y morder nuestras muñecas o tobillos con agresividad o a pelear con otros gatos o animales que estén a su alrededor.

Como respuesta a la frustración al no conseguir ningún recurso para divertirse, algunos gatos optan por responder de forma agresiva, que “cuando se dirige a miembros del grupo familiar, hay que evaluar detenidamente el contexto y la motivación para intentar mejorar las relaciones sociales y la disponibilidad de recursos”, explica el equipo de etología.

Esta agresividad no debemos confundirla con los arañazos y otros comportamientos normales que ya conozcamos de nuestro gato, sino alarmarnos cuando ocurre en exceso y tras descartar otros posibles problemas médicos relacionados como el dolor y el picor, que también pueden desencadenar esta agresividad.

Comer en exceso

Según el equipo de etología, “esta es una de las conductas derivativas de estrés y aburrimiento más frecuentes y seguramente la que más desapercibida pasa”, y es que los gatos no son tan diferentes a los humanos.

La mayoría de nosotros estaremos de acuerdo en que es muy común acudir a la nevera cuando estamos aburridos, y lo mismo ocurre con nuestros felinos, motivo por el que es imprescindible controlar su ingesta de comida para evitar que padezcan sobrepeso u obesidad.

Hostilidad felina

Hostilidad felina

La motivación de las conductas agresivas entre gatos puede ser territorial, por miedo, el juego o predación, la frustración o como conducta redirigida. Asimismo, los sistemas emocionales implicados son el de búsqueda y juego social en la agresividad por juego o predación; la frustración, el miedo-ansiedad y el dolor en el resto de agresividades.

Los signos conductuales observados comprenden desde el lenguaje corporal ofensivo o defensivo, el bloqueo al acceso a zonas o recursos de la casa, las persecuciones y huidas, a las peleas que causan lesiones graves.

El inicio de la conducta agresiva puede variar. En ocasiones puede aparecer alrededor del año de edad coincidiendo con la madurez sexual. Otras veces, es la introducción de un nuevo gato en la familia, los intentos persistentes de juego del más joven al más sedentario o después de visitar al veterinario. Un inicio más agudo se asocia a una agresividad redirigida, a un problema médico (dolor, hipertiroidismo, olor específico de una enfermedad como otitis o impactación anal, etc.), o a un cambio del entorno social o físico. En la mayoría de ocasiones, la agresión es unidireccional: agresor- víctima.

¿Es necesario que los gatos convivan con otros gatos?

 

La respuesta es “NO”, aunque las investigaciones en gatos domésticos indican que algunos se estresan por no vivir con congéneres y otros por vivir con ellos. El gato doméstico establece relaciones sociales con los humanos y con otros gatos cuando vive en libertad, si bien no hay evidencias del comportamiento social intraespecífico del Felis silvestris lybica (antecesor del gato doméstico), una explicación es que la formación de grupos evolucionara con la domesticación.

El comportamiento social del gato depende de una serie de factores genéticos y de factores ambientales. Podemos decir que el gato tiene un sistema social facultativo y que se adapta según las condiciones del entorno y la concentración de recursos. Sin embargo, presenta algunas desventajas para la vida social ya que carecen de señales ritualizadas como podemos encontrar en otras especies. En su caso el frotado y el lamido entre los gatos mantiene la cohesión en las colonias y crea un vínculo afiliativo que facilita una  relación social duradera entre ellos, además, la dirección de estas interacciones parece ser estable.

Por otra parte, un gato asilvestrado puede tener un territorio medio de entre 5 a 6.200 km, mientras que a los gatos domésticos se les ofrece un espacio artificial con paredes y puertas en el que tienen que compartir el tiempo con otros gatos, y no pueden tener la opción de evitarse o de mantener una distancia adecuada. De hecho, la agresividad entre gatos, es más frecuente si el área de dispersión es más pequeña.

 

En hogares con dos o más gatos, ¿cuáles son los indicadores que podrían sugerir un conflicto entre ellos?

  • Interactúan por separado con el tutor, evitando el contacto físico.
  • Permanecen en zonas alejadas de la casa.
  • Se observan atentamente el uno al otro.
  • Se muestran tensos si están en la misma habitación.
  • Duermen en lugares muy separados y no están relajados mientras descansan.
  • Restringen el movimiento del otro gato o lo desplazan.
  • Bloquean el acceso a los recursos al otro gato
  • Aumento del acicalado
  • Aumento del marcaje con las uñas
  • Sacudidas de cabeza
  • Periuria
  • Gruñen o bufan en los encuentros
  • Sacudidas de cola, aplanamiento de orejas, pelo erizado, dilatación de pupilas
  • Maullidos, postura intimidatoria con miembros rígidos, mirada fija, cola rígida, movimiento hacia el objetivo
  • Se persiguen o huyen el uno del otro
  • Ataque o lucha entre los gatos.

 

La comunicación felina no siempre requiere intervención. Ahora bien, los ataques frecuentes, los cambios en los hábitos o en la conducta y la aparición de lesiones en uno o más gatos es una señal importante de intervención ya que, entre otras cosas, afecta negativamente a su bienestar.

 

Claves para el tratamiento

  1. Gestión del entorno cubriendo las necesidades y requerimientos ambientales de la especie felina

Ofrecer un número y distribución de recursos adecuado al número y preferencias de los gatos, facilitar vías de escape y dar acceso a más espacio.

En los casos de agresividad por juego: aumentar las posibilidades de juego, ejercicio físico y estimulación mental.

 

  1. Medidas concretas

Educar a los tutores en el lenguaje de los gatos para poder interpretar la situación dándoles estrategias de interrupción de conflictos o de juego intenso: tocando el timbre, condicionando un clicker o si la situación es más grave cogiendo a uno de los gatos con una manta o colocándole un cesto encima. Después del ataque la separación de los gatos debe ser de varias horas hasta que se hayan calmado.

 

  1. Protocolo de reintroducción

Los gatos reconocen a los miembros de la colonia frente a los que no lo son. Dentro de las colonias las peleas con contacto físicos son muy raras, sí se observan posturas de amenaza y vocalizaciones, sin embargo, la mayoría de los miembros de la colonia muestran agresividad hacia los gatos desconocidos. No obstante, si los no miembros de la colonia son persistentes en sus intentos de unirse a ella, pueden acabar integrándose en el grupo, pero sólo mediante un proceso gradual que implica un número elevado de interacciones.

Observando el proceso natural el protocolo de introducción busca habituar al olor, a la visión y a la presencia del gato. Se aconseja su aplicación en la introducción de nuevos gatos en el hogar, después de visitas al veterinario y en los casos de agresividad en los que ha sido necesario separar a los gatos.

1ª Fase: cambio de territorios.

Por uno o varios periodos de tiempo al día, cada uno de los gatos implicados en el conflicto accede a la zona del otro gato para familiarizarse con el olor.

2ª Fase: transferencia de olor.

Se frota un paño en la mejilla y zonas periorales del gato para recoger las feromonas faciales y ofrecérselo al otro gato. Si el gato lo acepta bien podemos frotárselo para recoger sus feromonas y ofrecerlo al primer gato.

3ª Fase: adaptación a la visión a través de un cristal o de una rejilla.

Los gatos empiezan a verse y se les ofrece alguna actividad agradable con una distancia suficiente y en ejercicios cortos, poco a poco se reduce la distancia. El lenguaje del gato, en esta y en todas las fases, es el que indica el avance en la dificultad de la sesión y en el paso de una fase a la siguiente.

4ª Fase: acceso al contacto físico supervisado, se eliminan las barreras.

5ª Fase: contacto físico sin supervisión.

En cada una de las fases se realiza una asociación positiva al otro gato en diferentes contextos utilizando las caricias, la comida sabrosa, el juego tranquilo o el cepillado.

 

  1. Feromonas y psicofármacos

El uso de difusores de análogos sintéticos de feromonas faciales puede resultar de ayuda. Colocarlo en las zonas en las que los gatos permanecen más tiempo.

En algunos casos es necesario tratar la impulsividad, la ansiedad o el miedo del agresor o de la víctima con psicofármacos.

 

¿Cómo lo podemos prevenir?

De forma general, para prevenir esta forma de agresividad se recomienda:

  • Valorar la necesidad de adoptar a un nuevo gato.
  • Analizar las características del hogar y el entorno cercano.
  • Adoptar a gatos emparentados o que han pasado juntos el periodo de socialización.
  • Si en la casa viven gatos adultos, no gerontes, adoptar a un gatito joven.
  • Evaluar el temperamento y las conductas sociales del gato.
  • Aplicar el protocolo de reintroducción en la entrada de nuevos gatos y después de episodios de estrés o de cambios.

Es importante, en resumen, supervisar y si es preciso consultar con un veterinario etólogo la conducta de los gatos que conviven con otros gatos. El comportamiento social del gato es flexible, ahora bien, el estrés social crónico causa una merma en el bienestar del animal que puede repercutir en su estado emocional derivando en problemas de salud o de conducta.

Hogares multigato

Hogares multigato

Hogares multigato: claves para el bienestar

Existe la creencia extendida de que los gatos domésticos son animales solitarios. No obstante, la domesticación ha hecho que desarrollen un sistema social flexible de manera que pueden vivir en solitario o en grupos sociales si las condiciones del entorno lo permiten. Es por esto por lo que se dice que el gato es una especie social facultativa.

La vida en grupo tiene una serie de ventajas, como la protección de las crías, pero también supone una fuente de estrés social derivado de los conflictos entre gatos que conviven, especialmente cuando no tienen acceso al exterior (gatos indoor). De hecho, estos conflictos pueden darse con relativa frecuencia en los llamados “hogares multigato”.

Para prevenir o minimizar la aparición de conflictos sociales y mejorar así el bienestar en los hogares multigato, debemos llevar a cabo una serie de medidas basadas en los siguientes puntos clave:

  1. Identificar los grupos sociales.
  2. Identificar los signos de estrés y conflicto entre gatos.
  3. Eliminar los estresores y proporcionar un entorno adecuado y enriquecido

 

Cómo identificar grupos sociales

Cuando en un mismo hogar conviven varios gatos es importante saber si todos ellos están integrados en el mismo grupo social o si, por el contrario, existen subgrupos o individuos aislados. Para ello, es necesario analizar su comportamiento social e identificar las llamadas conductas afiliativas y las conductas agonísticas:

  • Las conductas afiliativas se refieren a las conductas sociales que fomentan la cercanía entre los individuos y en los gatos incluyen dormir juntos, acicalarse mutuamente, frotarse, cruzar sus colas o jugar entre ellos. La manifestación de estas conductas indicaría que los gatos que las llevan a cabo forman parte de un mismo grupo social.
  • Las conductas agonísticas se refieren a cualquier conducta social relacionada con la respuesta de lucha ante un estímulo y son indicativas de la existencia de conflictos entre gatos. Las interacciones sociales agresivas son una fuente de estrés tanto para el gato agresor como para la víctima y entre ellas se incluyen las siguientes:

– Gatos que permanecen sentados vigilándose y mirándose fijamente o que se evitan activamente.

– Gatos que bloquean el acceso del otro gato a recursos como la bandeja de la arena, comedero o zona de descanso, por ejemplo, sentándose delante.

– Cambios en las relaciones entre gatos con disminución de conductas afiliativas y aparición de vocalizaciones agonísticas como bufidos o gruñidos así como enfrentamientos que impliquen peleas, persecuciones, arañazos o mordiscos.

La aparición de lesiones cutáneas o abscesos pueden ser indicativos de peleas por lo que se debe prestar atención a este tipo de señales además de a los cambios de comportamiento mencionados.

Dentro de un mismo hogar puede haber tantos grupos sociales como gatos. Así, aunque no exista evidencia de conductas agonísticas y los gatos puedan tolerar la presencia de los otros individuos, el hecho de no identificar conductas afiliativas entre ellos indicaría que no forman parte del mismo grupo social.

 

Cómo identificar signos de estrés y conflicto entre gatos

Los signos de estrés en gatos son variados y a veces sutiles y, por tanto, difíciles de identificar. Las señales de estrés pueden ser cambios de conducta que afectan al propio individuo o comportamientos agonísticos dirigidos hacia otros gatos, tal y como se ha visto en el apartado anterior.

Entre los cambios de conducta que pueden aparecer como consecuencia del estrés se incluyen la disminución general de la actividad y el comportamiento exploratorio, así como del marcaje facial y las conductas afiliativas hacia los propietarios u otros gatos. El apetito suele disminuir, aunque en algún caso puede aumentar. Por el contrario, otras conductas aumentan su frecuencia, como las vocalizaciones, la vigilancia, esconderse, el marcaje con orina, la agresividad, las conductas repetitivas y el acicalamiento, aunque este último puede reducirse en otras ocasiones.

 

Cómo eliminar estresores y proporcionar un entorno adecuado y enriquecido

Eliminar posibles estresores

Para eliminar las posibles fuentes de estrés se deben controlar los estímulos visuales, auditivos y olfativos extraños que puedan producir miedo o ansiedad. Así, por ejemplo,  aunque en muchos casos la visualización a través de la ventana puede ser enriquecedora e incluso recomendable, a algunos individuos les resulta estresante la visión de otros gatos o perros en el exterior, en cuyo caso se debe limitar el acceso cerrando cortinas o persianas.

Los cambios en el grupo social pueden producir también estrés en los gatos y por ello es importante evitar variaciones en su composición introduciendo un nuevo gato. En caso de decidir hacerlo debe realizarse de manera adecuada mediante un protocolo de introducción progresiva del nuevo miembro en el hogar. Otros cambios en el entorno físico que se deben tener en cuenta, y evitar en la medida de lo posible, son los cambios de localización en el mobiliario, la introducción de objetos nuevos en el hogar o las mudanzas.

La existencia de un entorno predecible ayuda a disminuir el estrés, por lo que es aconsejable establecer rutinas de modo que faciliten a los gatos saber qué sucederá en cada momento y mantener un manejo coherente y consistente. Esto quiere decir que ante una conducta del gato, todos los miembros de la familia deben actuar de la misma manera.

Finalmente, nunca se debe castigar a un gato, pues además del estrés que se produce en el individuo al que se castiga, éste puede generalizarse a todo el grupo repercutiendo negativamente en las interacciones entre los gatos.

 

Mejoras en el entorno físico y sensorial

Se debe aumentar la disponibilidad de espacios horizontales y verticales con plataformas elevadas en las que les sea posible descansar,  observar el entorno y utilizar como lugares seguros o refugios. Para ello, se pueden aprovechar los muebles o estantes que hay en casa o instalarlos de manera personalizada. Se recomienda que estas áreas tengan entradas y salidas independientes para evitar conflictos si más de un gato quiere usarlo al mismo tiempo. También se pueden dejar disponibles sus transportines o incluso cajas de cartón para que los usen como lugares seguros.

Los múltiples lugares de descanso disponibles deben ser de diferentes tamaños para que los gatos elijan si prefieren descansar solos o acompañados de otros gatos en plataformas de mayor tamaño.

Una manera de incrementar el espacio disponible y aumentar la actividad física es permitir el acceso al exterior, por ejemplo, al jardín o una terraza segura. Sin embargo, en algunos casos esto no es posible y en otros puede ser perjudicial si la experiencia produce estrés y frustración en el gato, lo cual a su vez puede derivar en comportamientos agresivos redirigidos hacia los demás gatos o hacia el tutor. Para evitar este problema, podemos planificar las salidas en los momentos en los que el exterior sea más tranquilo (ausencia de otros gatos o perros vecinos) y hacer que las salidas sean predecibles, es decir, que el gato sepa cuándo va a salir.

Por otro lado, debe facilitarse la aparición de estímulos agradables como nuevos juguetes, feromonas sintéticas o texturas atractivas para arañar, ya que se sabe que el rascado es una “necesidad de comportamiento”, es decir, que el gato necesita rascar para reducir su estrés y mejorar así su bienestar.

 

Estimulación física y mental

Se debe proporcionar estimulación física y mental adecuada ya que la ausencia de este tipo de actividad puede generar frustración y desencadenar agresiones hacia otros miembros del grupo.

Para ello, se debe fomentar el juego con todo el grupo o en subgrupos de gatos con buena relación y proporcionando atención especial e individual a gatos con necesidades diferentes (gatos muy activos o muy tímidos). La estimulación también se puede llevar a cabo a través de juguetes que simulan ser presas que se mueven, comederos interactivos o golosinas escondidas por la vivienda.

 

Mejoras en el entorno social

La interacción humano-gato debe ser positiva, tranquila y predecible. Además, se debe evitar siempre el uso castigo, como ya se ha mencionado anteriormente. Tampoco se debe forzar el contacto de las personas con los gatos ni forzar interacciones entre los gatos, sobre todo entre los que no se llevan bien.

Cuanto más numeroso sea el grupo de gatos, más adaptaciones serán necesarias en el hogar. Así, para evitar conflictos en los hogares en los que haya varios subgrupos de gatos,  conviene crear áreas específicas para cada uno de ellos y permitir una separación temporal o permanente en sus respectivos territorios, lo cual disminuirá la presencia de conductas agonísticas entre individuos de diferente grupo social y facilitará las afiliativas entre los que sí forman parte del mismo grupo.

En los hogares multigato, cada uno de los gatos debe recibir atención individual sin que intervengan otros gatos para evitar tensiones. Los gatos más seguros y asertivos tienen que ser estimulados a diario con juego y exploración, por lo que al hacerlo de forma separada, se evitarán las agresiones hacia otros gatos en caso de que se sobreexciten.

Por otra parte, los gatos tímidos deben disponer de momentos de actividades tranquilas y placenteras con el tutor con juego o caricias separados del resto del grupo o solo en presencia de los gatos con los que tenga buena relación.

 

Gestión de recursos clave

Es necesario que los gatos dispongan de un número adecuado de recursos básicos como comederos, bandejas de arena, camas, rascadores y juguetes en diferentes lugares de la casa. Además, deben mantenerse en áreas definidas dependiendo del número de gatos y subgrupos y evitar cambiarlos de lugar.

La comida y el agua tienen que estar en lugares tranquilos y siempre accesibles, lejos de las bandejas, y puede ser positivo usar fuentes de agua.

Respecto a las bandejas de arena, se recomienda proporcionar tantas como el número de gatos +1 o al menos el número de grupos de gatos +1, en caso de que el espacio no lo permita. Deben colocarse también en lugares tranquilos, que no sean zonas de paso ni estén al lado de electrodomésticos ruidosos como la lavadora. Debemos tener en cuenta sus características y las preferencias de cada gato ya que pueden ser diferentes en cada uno. Así, pueden ser con tapa o sin tapa, aunque la mayoría prefieren sin tapa. Deben tener un tamaño adecuado que les permita dar la vuelta sobre sí mismos sin tener que salir de la bandeja. En el caso de gatos con problemas de movilidad o dolor, el acceso a la bandeja debe ser fácil. Finalmente, también debemos tener en cuenta el tipo de arena preferido por cada gato, si bien la aglomerante no perfumada suele ser la arena de elección.

Otro recurso al que es necesario presentar especial atención es el rascador, y al igual que en el caso del arenero, debemos ponerlo a disposición de los gatos según las preferencias de cada uno. Pueden ser horizontales o verticales, de diferentes materiales como textiles, de cartón o madera, y debemos colocarlos cerca de los lugares de descanso.

 

En resumen, los conflictos entre gatos que conviven son situaciones estresantes frecuentes y, por lo tanto, debemos adaptar su entorno y nuestras acciones para evitar dicho estrés de cara a prevenir problemas derivados del mismo y para favorecer su bienestar.

 

La importancia de “comprender y respetar” el rascado felino.

La importancia de “comprender y respetar” el rascado felino.

La importancia de “comprender y respetar” el rascado felino.

El rascado es una necesidad felina fundamental, lo que significa que es una conducta indispensable para el bienestar de los gatos. Por ello, se debe permitir que marquen el territorio con sus uñas. Sin embargo, con frecuencia la conducta de rascado es uno de los motivos principales de quejas respecto a la convivencia con gatos, sobre todo cuando el rascado se dirige hacia los muebles de la casa.

La conducta de rascado comienza alrededor de la quinta semana de vida del gatito, y forma parte del lenguaje felino, en concreto de la comunicación visual y olfativa. Así, mediante esta conducta el gato deposita, además de marcas visuales, la feromona interdigital felina, que procede de las glándulas interdigitales y constituye una señal olfativa con la que identifica su territorio.

El lenguaje olfativo permite a dos individuos intercambiar información sin tener que coincidir en un determinado momento en un mismo lugar

Además, los gatos utilizan la conducta de rascado para estirar la musculatura de la espalda después de un periodo de descanso, así como para mantener en buen estado sus uñas. En este sentido, como animales cazadores, necesitan tener sus uñas en perfecto estado para atrapar sus presas, pero también para poder trepar a zonas altas y ponerse a salvo de otros depredadores.

CONSEJOS VETERINARIOS A LA HORA DE ELEGIR UN RASCADOR PARA GATOS

Hay que pensar en una serie de factores a tener en cuenta como la estabilidad. Si al apoyarse, el rascador se mueve, es menos probable que lo usen. Además, los gatos más temerosos podrían asustarse. Debemos asegurarnos que el rascador queda bien sujeto y estable antes de permitir el acceso a nuestros gatos.

Respecto al material del rascador, recomienda que la superficie de rascado sea atractiva para el gato. Así, recuerda que las texturas preferidas por los gatos son el cartón, la cuerda, la moqueta y la madera. Se ha visto que cuando las fibras estén dispuestas en sentido vertical facilitan el rascado. La gran mayoría de gatos prefieren los rascadores verticales. Sin embargo, también hay gatos que les gusta rascar en superficies horizontales o inclinadas.

Es recomendable que la superficie para rascar sea mayor que la longitud de nuestro gato con las patas estiradas. Como se ha comentado, una de las funciones del rascado es hacer estiramientos después de dormir. Por tanto, si el rascador es muy pequeño no podrá hacerlo con comodidad. Además, también prefieren dejar marcas en zonas más altas para marcar el territorio.

¿DÓNDE COLOCAR EL RASCADOR DEL GATO?

Con el rascado los gatos dejan una señal visual y olfativa con la que identifican su territorio. En la naturaleza, estas marcas tienden a hacerlas en las zonas centrales de su territorio, por lo que esconder el rascador en una habitación donde el gato no suele estar constituye una de las causas frecuentes de fracaso a la hora de colocar un rascador.

El rascador se debe colocar en el centro del territorio del gato o en la habitación donde más tiempo pase. Además, ya que la conducta de rascado es más probable que aparezca después de los periodos de descanso, es recomendable colocar un rascador cerca de sus lugares de descanso.

Es frecuente que aumenten las conductas de marcaje con orina y rascado de superficies cuando hay problemas en la interacción social entre gatos, por ejemplo, en hogares multigato, o cuando nuestro gato detecta a otros gatos cerca de su territorio.

Existe la posibilidad de que el gato haya desarrollado un problema de rascado condicionado por refuerzo involuntario, y que recurra al rascado de superficies inadecuadas como búsqueda de atención. En este caso, el gato puede haber aprendido que rascar en determinados lugares tiene como consecuencia que lo persigamos, interpretando esta acción como un juego.

Para prevenir que el problema se mantenga, se deben limpiar los lugares donde ya ha rascado con detergentes enzimáticos y cubrirlos con plástico o papel de aluminio para que dejen de ser lugares atractivos para el gato. Asimismo, se debe evitar castigarlo cuando vuelva a rascar en lugares inadecuados y facilitar la conducta de rascado añadiendo rascadores adecuados, a poder ser, cerca de los lugares donde tiende a rascar. Otras formas que han demostrado favorecer el uso de los rascadores es utilizar atrayentes como hierba gatera y pintar con un rotulador líneas verticales sobre el rascador.